Yo viví en un pueblo que se llama Alfaro, en La Rioja, teníamos la costumbre de jugar a policías y ladrones, recuerdo que nadie quería ser policía, pero si que había peleas para ser ladrón, pero no un ladrón cualquiera, un ladrón ladrón, solo había uno que quería ser policía y como tal siempre era el jefe, tenía el respeto y alguna vez el miedo del resto de la cuadrilla, cuando faltaba y había otro jefe no era lo mismo, si era el jefe pero no tenia lo que hay que tener, por eso era un cachondeo y no nos tomábamos en serio el juego.
El otro día cuando volvía de un viaje pase por Alfaro y recordé como me lo pasaba de bien escondiéndome en “la plana” como un vil ladronzuelo, justo en la radio estaban hablando de la ley Sinde, esa de la propiedad intelectual, se me ocurrió hacer una comparación con aquellas batallas, cuando hablan de propiedad intelectual es lo suficientemente importante la palabra como para tenerla mas en cuenta cuando se pronuncia, igual que cuando éramos ladrones hablábamos de el jefe de los polis, no es lo mismo uno que otro y los dos son polis pero no es lo mismo. Yo que siempre he estado entre pirata y ladrón, recuerdo unas cañas y unos finos con un famoso cantautor, el defendía que no se pirateara aunque lo entendía, precio, solo una canción, etc… ahora después de unos meses y una ley quiero decir una cosa, tenemos que tomarnos enserio la propiedad intelectual, y yo a partir de este momento lo haré, pero siempre con criterio, y me explico, para mi propiedad intelectual es eso, un creador que hace un buen trabajo, que me llega y me divierte, que hace chillar o susurrar, no lo puedo poner al mismo nivel de un triunfito o algo parecido, al artista lo premio y me compro el original, al resto los convierto en posavasos de diseño y punto.
