viernes, 5 de agosto de 2011

BUENOS CIMIENTOS

El primer fin de semana de julio, en un pueblo de Palencia que se llama Saldaña, nos reunimos los viejos alumnos del colegio de “los alemanes”, Misioneros Combonianos, puede parecer que no es mas que otra reunión mas de estudiantes o algo parecido, igual incluso yo mismo llevaba esa idea, pero si hubiera sido así no estaría escribiendo esto ahora.
Quiero haceros participes de algo que me gusto tanto como para escribir sobre ello.
El titulo que le he puesto es la frase que el padre Mariano repitió varias veces en el sermón de la misa, un tanto particular,  el domingo antes de la comida y despedida.
Igual por ahí la gente esta acostumbrada a este tipo de reuniones, yo no, las mías suelen tener otro carácter, ya sea político o familiar.
En solo dos días retrocedí 28 años en mi vida para verme entonces y verme ahora, pero todo empezó el sábado, quedamos en la Plaza vieja, sito al que no hubiera llegado nunca de no ser por que tengo la fortuna de tener una mujer con GPS integrado, ya que yo ni recordaba donde estaba y mucho menos ir a ella, en el lugar en cuestión ya habían llegado los primeros, los saludos de rigor y tal y tal, esta es mi mujer, estos mis hijos etc… que calva tienes, que bien te conservas, cuanto tiempo y todo lo que se os pueda ocurrir.
Después de varias visitas al precioso entorno de Saldaña, la obligada al colegio, o a lo que queda de el, ahí empezó todo…..
Podía ver claramente como pasaba para ir al comedor a recoger mi servilleta con el numero 44, como corríamos al entrenamiento de fútbol, aquel cachete merecido y el otro que no, entre todos esos cristales rotos y puertas arrancadas pude ver como el padre Mariano me acompañaba al botiquín para darme una crema que me curase la tortícolis, podía sentir en mi mano ese guante de baseball, incluso pude oír claramente como tocaba la guitarra.
Ahí están una buena parte de mis cimientos, cimientos que ese día volví a compartir con los compañeros que 28 años atrás construía día a día, cimientos que después de 28 años siguen sosteniendo a este que escribe, al igual que sostienen a todos los compañeros que ahí estábamos contándonos batallitas.
Todos distintos y todos iguales, de aquí y de allá, porque ahí había de todo…. Políticamente desde el azul al rojo pasando por todos sus matices, de todos los gremios que os podáis imaginar, incluso munipa y picoleto, este ultimo era mas cañero jugando a futbol, un cementero fotógrafo, un informático, un joyero que toca la batería en un grupo por el que Depeche Mode se hubiera pegado para hacer de teloneros, otros que entregan su vida día a día en una ONG allá en Colombia, ya se que ahora os estaréis preguntando cuando hablo del cura…. Pues no, no hay Ningún cura, y que nadie piense que eso ha sido un fracaso de aquellos jóvenes curas que 28 años antes se propusieron educarnos, o lo que es lo mismo, poner su grano de arena en esos cimentos, seguro que ahora nos verán con mas emoción si cabe, porque ahí estábamos, juntos, como si no hubiera pasado el tiempo, compartiendo, viviendo, y eso amigos se consigue gracias a esos cimientos.
Yo amigos nunca volveré a decir… “iba para cura pero me torcí” todavía no se por cual la cambiare…. Igual por algo así como….. “aquí estoy, y eso que iba para cura jejejeje”.
Este finde me sirvió para ver que mis cimientos están firmes, que mis amigos del cole siguen siendo mis amigos y joder que están por todo el mundo.
Poe eso si pasan por Navarra y no me llaman, me cabreare mucho por aquí tienen una casa.
No quiero terminar sin agradecer a los organizadores, Sala y Cerecedo, gracias por hacer tan bien las cosas.